Elcatavinos.com se publicó hace 20 años, dos décadas relatando a nuestros lectores el avance en la calidad de los vinos españoles. Corría el año 2000 cuando empece a disfrutar dando a conocer el vino español a través de páginas y artículos, en esa fecha teníamos en España 61 Denominaciones de Origen e Indicaciones Geográficas Protegidas donde se plasmaban las reconversiones y mecanización de los viñedos españoles, la mayor extensión mundial de Vitis Vinifera.
El generoso cambio del sector del vino español ha quedado de manifiesto gracias a la transformación horizontal de toda su cadena de valor, ampliando exportaciones, generando riqueza y reputación internacional con el incipiente y creciente Enoturismo vinculado a los territorios y a sus ciudades a través de Rutas y Asociaciones.
Toda esta transformación que innegablemente a contribuido a reconocer a los vinos españoles en el exterior ha venido de la mano de una nueva generación de jóvenes enólogos, las bodegas han sabido adaptarse e implementar la tecnología en sus elaboraciones y distintas comarcas. La flexibilidad de las normas de los consejos reguladores han ido en la dirección de consolidar la calidad y aumentar el numero de variedades foráneas en una clara intención de ampliar los intereses económicos.
En esa transformación del viñedo no se respetó la tipicidad y solo se aposto por la calidad, regulando el volumen de cosecha sin tener en cuenta otros parámetros como la edad del viñedo o la singularidad de los mismos. Actualmente varios consejos reguladores están llevando a sus reglamentos estos viñedos singulares o delimitaciones de parcelas a través de vinos de finca o municipio.
Hoy por hoy la gran mayoría de los consumidores ve en el precio de los vinos la única diferencia entre calidad y singularidad, España cuenta a día de hoy con 138 DO e IGP donde ni el más aderezado del sector las ubica, los reglamentos se solapan y con manifiesta duplicidad se confunden unos con otros, una contraetiqueta ya no es sinónimo de excelencia, solo de calidad registrada a través de unas normas que para muchas iniciativas vitivinícolas no aporta ningún interés al que acogerse.
Carácter, identidad y personalidad… Un vino con estos adjetivos solo se consigue desde la obsesión por la búsqueda de la excelencia, cuidando nuestro patrimonio vitivinícola y poniendo en valor la variedad autóctona, con pasión, amor y dialogando con la tierra.
Con esta premisa empezamos esta nueva etapa donde daremos a conocer vinos diferentes, proyectos innovadores donde la tecnología tendrá poco que ver, vinos que reflejen trabajo y esmero, vinos sublimes que manifiesten ese amplio patrimonio vitivinícola olvidado por su escasa producción.
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